Cuando a mediados de los años ochenta Tomás Calvo Buezas publicara "¿España es racista? Voces payas sobre los gitanos", muchos colegas académicos recriminaron que estaba cerrando un problema - el del racismo - que no existía en España, e incluso notables líderes gitanos proclamaban y escribían en El País que contra los gitanos existía un problema de discriminación pero no de racismo. Esto propició el hecho de que realizara un análisis de los libros de texto en la incipiente etapa democrática, cuya publicación apareció con el nombre "Los racistas son los otros", siguiendo el viejo mito de que "los racistas son los ingleses y norteamericanos y no los españoles ni hispanoamericanos que nos casamos con los indiios y los negros". Muchas lunas han transcurrido desde aquellos años en que "no existían inmigrantes", sino turistas suecas y extranjeros europeos, que en su mayoría residían en España. La llegada de los inmigrantes económicos no europeos, de otro color de piel y seguidores de otras religiones no cristianas en los años ochenta y principios de los noventa, alteró la percepción colectiva de los españoles, bastantes de ellos con prejuicios racistas ante los recién llegados, "sin que nadie los llamara", tal y como proclanó un alcalde de Madrid. Ya en esos años en que los inmigrantes no llegaban ni a cien mil personas, de mayoría todavía europeos (no suponían ni un 1% de la población de aquel momento), comenzaron a aparecer en la prensa incidentes racistas y algunos grupos neonazis a los que la opinión pública y las autoridades no prestaban importancia, pues decían que se trataban de "grupúsculos e incidentes aislados".
Del crimen racista de la dominicana Lucrecia Pérez en 1992,con 400.000 inmigrantes residiendo en España, a los 5 millones en 2016.
El viernes 13 de noviembre de 1992 moría asesinada en Madrid una mujer dominicana por disparos de unos jóvenes neonazis. El crimen se convirió en uno de los fenómenos políticos más importantes de la sociedad española de aquellos años, y uno de los hechos sociales más ritualizados, simbólica y éticamente, donde los actores y movimientos sociales más relevantes de la época tomaron parte, gracias a la participación popular de cientos de miles de personas de las más distintas ideologías, nacionalidades y razas que gritaron, solidariamente, ¡No al racismo! ¡ Solidaridad con los inmigrantes!" Veinte años después, en el mes de noviembre de 2012, se conmemoró In Memoriam, de forma especial, esa fecha simbólica que marcó un antes y un después en la lucha contra el racismo en España.
El panorama del auge de las actitudes racistas en los escolares de 14 a 19 años, en general no son más racistas que los adultos, sino que expresan espontánea y libremente lo que sienten, prescindiendo de la correccón política.
1. Los marroquíes ocuparon el primer lugar de xenofobia y racismo a partir de los atentados terroristas de Nueva York en 2001 (superaron por primera vez a los gitanos), manteniéndose en ese indigno primer lugar en las encuestas escolares de 2002, 2004 y 2004. El punto álgido de islamofobia se dio tras el 11-S de Nueva York en 2001, descendiendo algo la agresividad xenófoba en años posteriores. Tras el atentado del 11-M en Madrid, no creció el racismo, sino que incluso se rebajó un poco la fobia anti-marroquíes debido a una pedagogía pública eficaz de crear un discurso público correcto de "Terroristas NO / Inmigrantes SÍ". El discurso de racismo militante contra marroquíes - "morofobia" - era, hasta los atentados de Nueva York en 2001, el grupo de mayor rechazo y que se ha mantenido hasta la actualidad, encabezando el listado con mucha distancia en España a los gitanos (un 11,4% en 1986, 30,8% en 1993, 32% en 2002 frente a un 46,9% en 2004 y un 39,1% en 2008.
2. Los gitanos, el grupo de mayores prejuicios de nuestra historia en cinco siglos, ha sufrido el auge del rechazo en el mismo paquete imaginario de los inmigrantes diferentes, siento hasta los atentados de Nueva York (2001) el grupo de mayor rechazo hasta la actualidad. Estos son los datos de las encuestas escolares:
Utopía solidaria: Educar para ser ciudadano de una Nueva Civilización.
El camino del diálogo interreligioso y de la convivencia intercultural en paz y justicia es largo, difícil y complejo. Pero las dificultades no deben impedirnos caminar hacia una comunidad universal, solidaria y fraternal, donde puedan convivir las diversas culturas y etnias con un amor a su propia identidad pero con respeto a la ajena. "Podrán cortar todas las flores - se decía en la Primavera de Praga - pero no podrán impedir que llegue la primavera". [...]
Para leer el texto íntegro, puede consultar el capítulo descargando la monografía que acompaña al sitio web presente en la sección Libros unipersonales, seleccionando la publicación:
2015 "www.inmigraacionyracismo.es Investigar y luchar por causas solidaria" C&M Artes Gráficas, con DVD